Nosenosenosenosenose...
Nunca antes había tenido tanto miedo. Nunca antes había experimentado esa sensación de vacío interior, esa impotencia y esa culpa infinita. Nunca me habría perdonado que algo hubiera acabado peor aún, y nosotras sabemos lo que eso significa. El sistema hormonal se me debe haber desconfigurado desde esta madrugada, porque no pude dormir y sigo con la misma ropa que me puse ayer para salir. No tengo hambre, ni sed, ni frío, ni calor. No tengo suelo, no tengo sueño y no tengo forma de no pensar, aunque mis movimientos, tanto los cerebrales como los motrices, se vean considerablemente ralentizados. El cuerpo me vibra y mis sentidos están en un estado de alarma constante. Bloqueo y estupor al menor sonido. De verdad siento y creo que tus palabras, tu expresión corporal y tus abrazos de hoy fueron los que realmente me salvaron la noche. Me acuerdo de todo y no puedo contar nada con precisión. No me salen las palabras, y es por eso que necesito escribirlo. Es más fácil con el teclado porque así no se nota el temblor de las manos en el trazo, cosa que me intranquiliza sobremanera. Pienso en la situación del baño, las dos sentadas una en el inodoro y la otra en el bidet, tomando coca y agua (no hace falta aclarar quién tomaba qué cosa), aterrorizadas de que, ante el menor resoplo de viento se nos caiga el espejo encima y se rompa todo en mil pedazos, tendiendo el mismo pensamiento y el mismo miedo, las dos juntas, en el mismo momento, sin necesidad siquiera de expresarlo con palabras. Inconscientemente, necesitábamos esa explosión, la esperabamos como si ése estallido fuese la única versión real de los hechos. Estamos acostumbradas al rigor, a la detonación de sentidos. Estamos vivas. Gracias por no dejarme sola, por tenerme en cuenta y por cuidarme tanto. Te Amo. Para siempre.
Comparto todo y algo en particular: saber todo lo que pasó, recordarlo todo pero no poder largar una puta palabra, o no querer hacerlo. En algún punto esto es lo que te he dicho de explicitar y hacerlo real algo que es implícito en ambas. Optemos por lo implícito resguardándonos de más daños, siempre va a estar el inconsciente que se encargará de hacernos saber que esto sí pasó.
Lo del espejo simplemente fué una maldad de algún ser que no podemos ver para decirnos ¨están juntas hasta para esto¨ y tiró luego una blasfemia porque se dió cuenta que no tiene ni una She ni una Leyon.
Sabés que no te puedo dejar sola porque te llenas de chocolate la cara. Te cuido porque te amo. Te Amo. Para siempre.
Florencia Rema
Pudimos morir en Cromañon. Pudimos fracturarnos las gambas o reventarnos el cráneo con el granizo de Mendoza. Pudimos morir incineradas luego de ¨gente, bajen que el colectivo se está prendiendo fuego¨. Pude haberme caído en el precipicio de Las Leñas (Existe evidencia gráfica.) Pudimos morir acuchilladas por un bepi en Belgrano tras comer sushi en una glorieta. Nos podrían haber matado en todas esas veces que caminamos solas a las dos, 3, cuatro, cinco, 6 de la mañana en alguna calle turbia. Pudieron haber entrado a casa estando solas mirando El Juego del miedo I, II y III. Pudiste haber tenido dos (2) comas alcohólicos. Pudieron habernos fracturado los brazos en el recital de Millencolin.
Pudimos morir ayer. Ayer por un tachero, un boludo en un gol gris o por una forra y un poste. Me gana ante todo la vergüenza y la culpa.
Hace ocho años y tres días. Marzo. Quién nos ha visto y quién nos ve.